Rodeada de falsos recuerdos, donde el adiós nunca llega y los besos se repiten en un bucle sin fin.
En la oscuridad del engaño se siente en paz. Allí no necesita En vivo, porque no hay razones para llorar.
El nunca se fue, no la dejó cuando más lo necesitaba.
Sigue amaneciendo en su cama, abrazado a ella, oprimiendo con fuerza su cuerpo desnudo. Mientras piensa que adora ese gesto innecesario, porque ella jamás lo abandonaría.
Un dolor reflejo atraviesa su pecho, al pensar en la ironía de ese despertar.
Los días son más soportables si lo puede ver. Escondida, inmóvil, en un portal desde donde observar como se apaga la luz de su habitación. http://www.teveonline.net/La cruel imaginación la obliga a escuchar los besos que se dan, el roce de sus dedos acariciando la piel de la mujer que ahora ocupa su lado de la cama.
Y el odio no la hace sentir culpable.
Y la rabia no la ciega, porque en medio de su desesperación hay un momento de alivio, al saber que los golpes que se oyen ya no duelen en su piel. Que mañana no tendrá que ocultar la huella de su amor bajo una capa de carmín.
Sara examinó de arriba abajo a Romero, pensando que tenía una elevada opinión de sí mismo.
-Es que como le veo así, que parece que le ha dado un pasmo.
-No interprete mal mi pasividad, es sólo que quiero detener el tiempo para disfrutar eternamente de estos sublimes momentos.
Sara se ruborizó levemente, pero no perdió la compostura, estaba acostumbrada a los piropos. Cruzó sus manos sujetando el bolso, en una posición más descansada, por si la detención del tiempo propuesta por Romero se prolongaba.
-Bueno, pues cuando usted lo vea, me avisa.
Ante la sorpresa de Sara, Romero estuvo unos minutos en silencio, colgado, con la mirada extraviada, balanceándose ligeramente hacia adelante y hacia atrás. Estaba peor de lo que creía. Tal vez fuera un enfermo mental irreversible.
-Tercera: Rara vez es lo que esperabamos. (Soñar es gratis)
Había abandonado la idea de que fuera a asesinarla. Sin embargo, aquello era muy diferente al encuentro romántico que había imaginado. En su sueño veía a un apuesto y elegante Romero que la estrechaba entre sus brazos al abrir la puerta, mientras ella, con los ojos inundados en lágrimas, se le abrazaba con fuerza reconociendo una emoción recíproca
Lejos de eso la había tenido un buen rato en la puerta. Ni siquiera en sus tiempos de visitadora comercial recordaba que alguien hubiera esperado tanto antes de invitarla a entrar.
-Cuarta: Perdida de la personalidad. (Te quiero amor mío eres perfecto. Ya te cambiaré)
Ahora se daba cuenta de que era un tipo atractivo. Tenía la cara afilada, con los pómulos muy marcados, los ojos hundidos y la nariz ligeramente aguileña, pero , en conjunto, estos rasgos formaban un rostro de un extraño equilibrio. Tal vez estuviera excesivamente delgado, pero era normal después de la enfermedad que había pasado. Si coge media arroba de peso, y con un poquito de gimnasia que me haga, se pondrá en su punto.
Esta es mi manera personal de verlo. Se que me dejo la mejor parte,